Nos inspira la educación liberadora que plantea la propuesta educativa de María Montessori. Liberar al niño de la ceguera del adulto es una bella tarea, “Seguir al niño”.

Las palabras de la doctora Montessori nos siguen interpelando: Proteger la infancia. Sabemos que los primeros años de vida son decisivos en la vida de las personas y que si cuidamos la semilla y los brotes el árbol crecerá más vigoroso.

Nos anima: Que los niños puedan elegir sus trabajos e ir paulatinamente haciéndose cargo de esas elecciones.

Nos alienta: Que los niños puedan crecer en una comunidad, viviendo la reciprocidad como parte natural del vivir de los seres vivos. La interacción aprendemos a relacionarnos, a resolver conflictos, a expresar nuestras emociones y a enfrentar los desafíos cotidianos.

Nos encanta: Que el material de trabajo sea una bella invitación a explorar sensorialmente, desde la experiencia concreta vamos avanzando a la abstracción, en un fluir natural. El trabajo es fuente de sanación, de desarrollo.

Nos motiva: Crear un espacio educativo que tenga como propósito fundamental la salud mental de los niños y las niñas. Este es el principal predictor de una vida futura más plena (No es el coeficiente intelectual como se suele creer)